Historia

Conoce nuestros orígenes

Más de quinientos años de historia respaldan a la Universidad de Sevilla. En este periodo la institución se ha consagrado como referente en el panorama educativo español.

 

En sus quinientos años de historia desde su fundación como Colegio de Santa María de Jesús a comienzos del siglo XVI, la Universidad de Sevilla ha atravesado diferentes etapas. En ellas hay momentos, como la crisis del siglo XIX o la Guerra Civil y posterior dictadura franquista,que han destacado por la dificultad para ejercer la docencia. No obstante, son mayores los periodos positivos de la US, en los que ha logrado posicionarse como universidad de referencia en todas sus funciones y afrontar con éxito la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior.

 

 

El siglo XVI, de Colegio a Universidad

Durante el siglo XVI (1505), el Papa Julio II otorgó al Colegio la facultad de impartir grados en Teología, Filosofía, Derecho, Medicina y Artes. Sin embargo, no fue hasta 1551 cuando el Concejo de la ciudad distinguió  a la fundación creada por el Arcediano Maese Rodrigo Fernández de Santaella como Universidad Oficial.

La influencia de la reforma ilustrada en la historia de la US

El Plan de Estudios de Olavide, de 1768, significó la materialización de la Reforma Ilustrada para la Universidad de Sevilla. Es en este momento cuando nace la idea de la Universidad como servicio público y se imparten enseñanzas como las Matemáticas, propias de la preocupación de la época por los estudios de las materias de ciencia. 

Esta etapa supuso el origen de la concepción de la universidad moderna, aunque este modelo no se consolidó hasta el siglo XIX.

La Universidad de Sevilla se integra en un proyecto nacional

A lo largo del siglo XIX la situación de la enseñanza en España sufrió una profunda crisis, fruto del enfrentamiento entre los intereses conservadores y liberales por el control sobre la cultura y la educación.

Durante este periodo se pone en marcha el llamado Plan Pidal de 1845, que somete a todas las universidades a un mismo ordenamiento jurídico. Se culmina entonces el proceso de centralización y la pérdida definitiva de las antiguas autonomías. Aun así, poco después se pondría fin al acuerdo, ya que en 1851, con la firma del Concordato con la Santa Sede, se devuelve la enseñanza al dominio eclesiástico.

Más adelante, con la Revolución de 1868, se declara libre el ejercicio de la enseñanza en todos los niveles educativos y se suprimen las asignaturas de Doctrina Cristiana, Historia Sagrada, Religión, Moral Cristiana, etcétera.

La dictadura, un nuevo reto a la independencia universitaria 

Los intentos progresistas quedaron frenados debido a la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista. En concreto, se pone en marcha la Ley de Ordenación Universitaria de 1943, que pese a contemplar un cierto deseo de autonomía significó un férreo control ministerial e ideológico. 

En 1948 la Universidad trasladó su sede a la antigua Real Fábrica de Tabacos, un magnífico edificio trazado por el ingeniero Van der Beer en el reinado de Fernando VI. En la actualidad, este edificio sigue alojando el Rectorado y las facultades de Geografía e Historia y de Filología.

También en este siglo, durante la década de los sesenta, se crearon las Escuelas Técnicas Superiores de Arquitectura e Ingenieros Industriales. En la década siguiente se fundaron los estudios de Económicas y Farmacia; se dividió la Facultad de Ciencias, que dio lugar a las facultades de Biología, Física, Matemáticas y Química, y se creó el Colegio Universitario de la Rábida. 

La implantación de nuevos estudios vino acompañada por la descentralización geográfica de la Universidad, mediante la apertura de sedes en las provincias de Badajoz, Cádiz y Córdoba, de las que posteriormente surgirán las actuales Universidades.

La autonomía de la Universidad llega con la democracia

Con la llegada de la democracia, la Constitución de 1978 revisa el tradicional régimen centralista de la Universidad española, reconociendo la autonomía de las Universidades. Al mismo tiempo, la nueva organización territorial del Estado ha supuesto una distribución de competencias universitarias entre los distintos poderes públicos.

Gracias a la Ley de Reforma Universitaria (L.R.U.) aprobada en 1983, se consagra la autonomía universitaria como un derecho fundamental. Esta norma-marco contempló la Universidad como un servicio público referido a los intereses generales, garantizando la participación en su gobierno de las diversas fuerzas sociales.

La Universidad en el Proyecto Europeo

 

La Declaración de Bolonia sienta las bases para la construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior, que se organiza alrededor de los principios de calidad, movilidad, diversidad y competitividad. Este plan se orienta hacia la consecución de dos objetivos estratégicos: incrementar el empleo en la Unión Europea y la conversión del sistema Europeo de Formación Superior en un polo de atracción para estudiantes y profesores de otras partes del mundo.

Todas las titulaciones de la Universidad de Sevilla están adaptadas al Espacio Europeo de Educación Superior y todas han obtenido la acreditación de las agencias nacionales y autonómicas, que avala un alto grado de calidad. Asimismo, en el año de la plena convergencia con la Europa del Conocimiento, la Universidad de Sevilla fue reconocida como Campus de Excelencia Internacional.

En la actualidad, la Universidad de Sevilla ha puesto en marcha un Plan Estratégico con el que se sientan las bases para una institución más abierta, flexible, innovadora, inteligente e integrada en la ciudad.

Un gran legado cultural a lo largo de los años

Durante toda su historia la Universidad de Sevilla ha logrado custodiar un amplio patrimonio de carácter artístico formado por más de 5.000 mil piezas, que están a disposición de los investigadores y forman parte del entorno universitario y de la ciudad. Forman parte de él magníficas colecciones arqueológicas y numismáticas, piezas del siglo XVI, dibujos académicos de los siglos XVIII y XIX o una riquísima colección fotográfica. También hay que destacar su patrimonio bibliográfico y documental, compuesto por 332 incunables y numerosas piezas de material científico.