Pedro Salinas tomaba posesión de su Cátedra en la Universidad de Sevilla

El 5 de junio de 1918, el poeta de la Generación del 27 Pedro Salinas tomaba posesión como catedrático de Literatura en la Universidad de Sevilla

Pedro Salinas
Pedro Salinas en su etapa como profesor de la US

Se cumplen 102 años de la toma de posesión como catedrático de Pedro Salinas (1891-1951), reconocido como el mayor poeta del sentimiento amoroso de nuestro siglo pasado y decano de la Generación del 27. Los años en los que ejerció la cátedra en la Universidad de Sevilla demostró un extraordinario magisterio como profesor y como crítico literario. Era una Sevilla en la que personalidades como Ramón Carande, Luis Cernuda, Estanislao del Campo o García Oviedo creaban el caldo de cultivo para una nueva Sevilla literaria.

Tal y como relata José María Barrera López en el Libro ‘Personalidades’ de la Editorial de la Universidad de Sevilla, y del que extraemos los siguientes párrafos, Pedro Salinas oposita a cátedra de Literatura de Universidad en la primavera de 1918 y, tras ganarla, toma posesión de la correspondiente en la Universidad de Sevilla, el 5 de junio de 1918, incorporándose en el curso 1918- 1919. 

Sus clases fueron un ejemplo de renovación, llenas de comentarios de textos, trabajos, formación de seminarios, fueron recordadas siempre por sus discípulos. Entre estos alumnos Pedro Salinas enseñaba en la Universidad de Sevilla a Luis Cernuda,  Joaquín Romero Murube, Canito, Collantes de Terán. La denominada «joven literatura» en Sevilla se relaciona con el maestro prolongando la actividad académica en tertulia fraterna, para recabar consejos y lecciones sobre la creación literaria. 

Su magisterio, continúa el citado artículo de Barrera López, es doblemente eficaz: como profesor y crítico literario. En la denominada Universidad Literaria de Sevilla imparte dos cursos de especialización, uno titulado ‘Lírica modernista hispano-americana’ y otro ‘La prosa en el período romántico’, ambos ampliamente comentados por la prensa local. Desde la Universidad, Salinas extendió su influencia al Ateneo de la ciudad con conferencias, y como presidente de la sección de Literatura en el curso 1920- 1921. Atiende a escritores que llegan a Sevilla, como Eugenio D’Ors y Ortega y Gasset, impulsa la sociedad Ariel y alienta la salida de la revista de poesía Mediodía, en 1926.  

En mayo o junio de 1927 reside ya en Madrid. Permuta su plaza con la cátedra de Murcia ocupada por Jorge Guillén, y sin tener que desplazarse a esta, consigue mediante concurso la plaza de profesor de Lengua y Literatura Españolas de la madrileña Escuela Central de Idiomas. Salinas se marcha de una Sevilla recreada en Vísperas del gozo (1926), y donde deja amigos entrañables y una gran influencia.

Salinas siempre se interesó por la Literatura y el Arte, señala Barrera, marcado por sus años parisinos. Se formó con los poetas simbolistas, con el grupo de crepuscolari (Fortún, Díez Canedo) y con las razones de amor y amistad de Margarita Bonmatí, a la que conoce en 1911 (el poeta tiene 20 años) y que –cinco años después– será su esposa. Al contacto con ella, surgirán las inquietudes literarias, y al contacto también con Ortega y Gasset y el mismo Ateneo, las inquietudes sociales y políticas. Desde ese momento (en plena década de los diez), el escritor despierta a una escritura poética, a un vivir más alto de la realidad. Su formación poética –además de localizarse en los poemas de amor a Margarita y en los publicados en las revistas Prometeo y La Exposición– hay que situarla también en las entregas de España, La Pluma e Índice, en un camino de la superación del modernismo finisecular.

En plena guerra abandonó España para impartir clases en EE. UU y Puerto Rico. El 4 de diciembre de 1951, moría en Boston.