El estudio, financiado por la Consejería de Universidad, ha logrado mayor estabilidad en pigmentos extraídos de este fruto rojo para su utilización en alimentos y bebidas
Investigadores de la Universidad de Sevilla han conseguido mejorar la resistencia y durabilidad de los colorantes naturales procedentes del arándano, uno de los frutos más ricos en pigmentos rojizos y azulados. La clave de este avance está en combinar dos técnicas que actúan como "protectores" del color, permitiendo que este se mantenga estable durante más tiempo incluso en condiciones de luz, temperatura o acidez que normalmente lo deteriorarían.
Para obtener estos nuevos colorantes, el equipo utilizó la piel del arándano, un subproducto que habitualmente se desecha tras la elaboración de zumos u otros derivados. A partir de este material, los investigadores extrajeron los pigmentos naturales y los sometieron a un proceso que mejora su conservación y facilita su uso en forma de polvo.
Los análisis realizados muestran que los colorantes obtenidos conservan su tono original durante más tiempo y mantienen también sus propiedades antioxidantes. En pruebas realizadas con bebidas, el pigmento resultó ser más estable que los colorantes naturales que se emplean habitualmente.
Además de su resistencia, este procedimiento aprovecha un residuo de la industria alimentaria, contribuyendo así a un modelo de economía circular en el que se reutilizan materiales que normalmente se desperdician.
Gracias a esta mejora, los nuevos colorantes podrían utilizarse en productos como bebidas, lácteos, repostería o incluso cosmética, ofreciendo alternativas naturales y sostenibles frente a los colorantes artificiales.
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